La Filosofia y Su Razon del Ser

La Filosofia y Su Razon del Ser

jueves, 14 de mayo de 2015


  Estoicismo




El estoicismo es uno de los movimientos filosóficos que, dentro del periodo helenístico, adquirió mayor importancia y difusión. Fundado por Zenón de Citio en el 301 a. C., adquirió gran difusión por todo el mundo grecorromano, gozando de especial popularidad entre las élites romanas. Su período de preeminencia va del siglo III a. C. hasta finales del siglo II d. C. Tras esto, dio signos de agotamiento que coincidieron con la descomposición social del alto Imperio romano y el auge del cristianismo.
El estoicismo fue fundado por Zenón de Citio (aprox. 333-262 a. C.) —a veces llamado Zenón el Estoico para distinguirlo de Zenón de Elea—, de origen chipriota y posiblemente de ascendencia mixta, griega y oriental.1 Se trasladó a Atenas en el 311 a. C. después de una vida agitada. Por aquel entonces Atenas era el centro cultural del mundo griego, donde se congregaban las principales escuelas de filosofía. Durante su estancia, tomó contacto con la filosofía socrática, en especial la de la escuela cínica, y la megárica. Según Diógenes Laercio, inicialmente se inclinó por el cinismo, siendo alguien especialmente cercano a Crates, pero pronto abandonó esta escuela al rechazar las numerosas «exageraciones» en que estos incurrían, porque no podían ofrecerle ningún programa de vida válido. Tras este abandono del cinismo, estudió con otros filósofos de las escuelas académica, aristotélica y megárica pero, insatisfecho con ellas, acabó creando su propia escuela, en la que combinaba múltiples aspectos cínicos con los de otros filósofos como Heráclito.2 Desde la antigüedad, se estudió la posible influencia sobre Zenón de doctrinas semíticas tales como el judaísmo o las filosofías del oriente medio; el considerable parecido entre el estoicismo y el cristianismo en algunas doctrinas, sobre todo en la ética y en la cosmología, sugirieron a panegiristas cristianos como Quintiliano y Tertuliano que Zenón estaba familiarizado, por su origen semita, con el judaísmo
El término estoicismo proviene del lugar en el que Zenón comenzó, en el año 301 a. C., a dar sus lecciones en la Stóa poikilé (en griego Στοα, stoa, ‘pórtico’), que era el Pórtico pintado del ágora de Atenas. Pronto atrajo a numerosos seguidores quienes, tras la muerte de Zenón, continuarían y expandirían su filosofía. El estoicismo fue la última gran escuela de filosofía del mundo griego en ser fundada, y continuó existiendo hasta que en el año 529 d. C. el emperador Justiniano clausuró la Escuela de Atenas. La escuela cínica tuvo una clara influencia en la Stoa, esto es evidente desde los inicios de esta, pues las fuentes declaran que su fundador, Zenón de Citio, estudió directamente con un cínico; Crates. Estoicos tardíos, como Epicteto, identificaban al cínico Diógenes de Sínope como dechado de hombre sabio.

El corpus doctrinal del estoicismo se basó en las escrituras de Zenón, hoy en día perdidas; no obstante, se sabe que escribió numerosas obras entre cuyos títulos destacaban: De la vida conforme a la naturaleza; De los universales; Argumentos dialécticos y De las pasiones. Cuando Zenón muere en el 261 a. C. se hacen cargo de la escuela Cleantes y Crisipo. A decir de Laercio, a este último se le debe que el estoicismo perdurase: «Sin Crisipo no habría habido la Stóa». En efecto, Crisipo, que dirigirá la Stóa desde el 232 a. C. hasta su muerte, acaecida en el 208 a. C., fijó el canon del estoicismo, perfeccionó las investigaciones lógicas y sistematizó las enseñanzas de Zenón. Desgraciadamente de su obra sólo han sobrevivido algunos escasos fragmentos y unas pocas referencias hechas por otros autores, resultando complicado discernir qué partes del ideario se deben a Zenón, a Crisipo y a Cleantes. En general, apenas si se han conservado algunos fragmentos de los textos estoicos más antiguos


Con la muerte de Crisipo, se dio por concluida la primera fase del estoicismo, llamada Estoicismo antiguo. Esta primera etapa se caracterizó sobre todo por el establecimiento formal de la doctrina. Tras Crisipo, dirigieron la escuela Diógenes de Babilonia y Antípater de Tarso, comenzando la época denominada estoicismo medio. Durante la misma se da la expansión del estoicismo por todo el mundo mediterráneo, aprovechando el impulso del mundo helenístico y las redes comerciales surgidas con el auge de Roma. Sus principales figuras fueron Panecio de Rodas (185–109 a. C.) y, sobre todo, Posidonio de Apamea. Quizá el hecho más destacado de este período fue la introducción del estoicismo entre las élites romanas. La sociedad aristocrática romana de los siglos II y I a. C. valoraba en mucho los tiempos de «nuestros padres», refiriéndose a los siglos anteriores en que la relevancia económica y militar de Roma todavía era escasa. Se idealizaba y exaltaba la sencillez y la sobriedad de la vida de aquellos tiempos y, como en todo el mundo griego, se miraba con desconfianza los lujos y las costumbres modernas, más sofisticadas, que se habían ido introduciendo conforme la República Romana ganaba preeminencia. La doctrina estoica, muy favorable a esos puntos de vista, fue introducida con éxito, y ganó adeptos tan conocidos como Catón el Viejo, Escipión el Africano y Catón el Joven; la notable fama de estos favoreció aún más al estoicismo, que pronto fue la escuela filosófica más admirada por los romanos.
Los estoicos antiguos dividieron la filosofía en tres partes: la lógica (teoría del conocimiento y de la ciencia), la física (ciencia sobre el mundo y sobre las cosas) y la ética (ciencia de la conducta). Todas ellas se refieren a aspectos de una misma realidad: el universo en su conjunto y el conocimiento sobre él. Este puede ser explicado y comprendido globalmente porque es una estructura organizada racionalmente de la que el hombre mismo es parte integrante, siendo la faceta más importante la ética.

 


Busto de Séneca, parte de una doble herma (Antikensammlung Berlin).
De los escritos del período medio apenas se conservan, de nuevo, más que unos pocos textos fragmentados. Usualmente, se considera que tras la muerte de Catón el Joven y la resolución de las guerras civiles que condujeron al establecimiento del Imperio romano, surge la última etapa del estoicismo, el llamado Estoicismo nuevo o Estoicismo romano. Los filósofos de esta etapa han llegado a ser mucho más famosos y conocidos que los estoicos antiguos (y sus obras se conservan en mayor número), y materializaron la implantación del estoicismo como la principal doctrina de las élites romanas. El estoicismo romano destaca por su vertiente eminentemente práctica, donde las consideraciones lógicas, metafísicas o físicas del estoicismo antiguo pasan a un segundo plano para desarrollar, sobre todo, la vertiente ética de la escuela. Los principales exponentes de esta etapa, y posiblemente los estoicos más famosos, fueron Lucio Anneo Séneca (4 a. C.–65 d. C.), uno de los escritores romanos más conocidos y quizá el estoico mejor conocido, Epicteto (50–130 d. C.), nacido esclavo, y el emperador Marco Aurelio (121–180 d. C.). La obra de Séneca, Marco y Epicteto permite acercarse, de manera sencilla y didáctica, a los principales aspectos del estoicismo, si bien no introdujeron ningún elemento esencialmente original en la doctrina.

Tras la muerte de Marco Aurelio, se considera que el estoicismo entra en decadencia. Las sucesivas crisis políticas, económicas y militares que asuelan el Imperio romano durante el siglo III tienen como consecuencia una revalorización de la espiritualidad que el estoicismo no puede afrontar, surgiendo el neoplatonismo, que, a partir del 250 d. C., desplazará al estoicismo como principal doctrina de las élites. El giro cultural de esta época provoca que el plan de vida estoico pase a ser negativamente considerado; en esta época, esencialmente, el estoicismo ganará su fama de envarado y rígido. Igualmente, el auge del cristianismo afecta negativamente a todas las escuelas filosóficas helenísticas, al ser rechazadas muchas de sus enseñanzas por contrarias a la doctrina cristiana. Para el año 300, la única de estas capaz de objetar algo al cristianismo es el neoplatonismo, y el triunfo de aquél sentencia definitivamente al movimiento helenista en general, que formalmente concluye en el 529, cuando Justiniano cierra las escuelas filosóficas de Atenas (el Liceo, la Academia, la Stoa).


No obstante, el estoicismo influirá en numerosas corrientes filosóficas posteriores, desde los primeros padres de la Iglesia hasta Descartes y Kant. Como se ha dicho, los primeros padres de la Iglesia admiraron la ética del estoicismo, que consideraban especialmente cercana a la suya propia; su calma, su serenidad, así como su posición frente a las adversidades hicieron que algunos cristianos como Tertuliano trataran a estoicos como Séneca en los términos de «saepe noster» («a menudo, uno de los nuestros»), mientras que San Jerónimo lo incluyó en su catálogo de santos. Incluso se difundió la leyenda de que Séneca había sido bautizado antes de morir por San Pablo, con quien además habría mantenido correspondencia, y que Marco Aurelio habría igualmente mantenido correspondencia con el Papa y algunos cristianos romanos. Durante el Renacimiento, el estoicismo ganó difusión entre las corrientes humanistas y universitarias: la primera obra de Calvino fue una edición de De clementia de Séneca, y las referencias al estoicismo nuevo son constantes en Erasmo, Juan Luis Vives y Michel de Montaigne. En esta época se revalorizó la actitud vital estoica; en la actualidad, se utiliza cotidianamente el término «estoicismo» para referirse a la actitud de tomarse las adversidades de la vida con fortaleza y aceptación.

miércoles, 13 de mayo de 2015




                                                           INTRODUCCION

Actualmente estamos en un mundo tan controversial con tantos cambios en el cual nos hemos vuelto demasiado consumistas, transformados a su vez por los medios masivos de comunicación, quienes nos llevan a formar una conciencia de aquello que nos presentan como parte de un modo de vida a través de la moda y los tecnicismos, por todo esto hemos perdido el hábito de razonar, reflexionar y de quienes somos realmente, mas sin embrago es aquí donde entra la Filosofía que nos hará ver ese ser de manera interna, el llegar a cuestionarnos y reflexionar sobre nuestro entorno social.

La asignatura de FILOSOFÍA la cual pertenece al campo disciplinar de Humanidades, dentro del programa de estudio de bachillerato, está orientado a que el estudiante reconozca y enjuicie la perspectiva con la que entiende y contextualiza su conocimiento del ser humano y del mundo. Asimismo, favorece el desarrollo de intuiciones, criterios y valores para entender y contextualizar su conocimiento del ser humano y el mundo desde perspectivas distintas a la suya.

El propósito general de la asignatura de FILOSOFÍA es que el estudiantado desarrolle una actitud, que le permita comprender, en términos generales, la manera en que el origen, la evolución  y el  uso de  las  ideas  filosóficas,  constituyen  su  medio  social  actual, permitiendo  al  alumnado  ser capaz  de  interpretar  y transformar  de manera  propositiva  su realidad cotidiana y que a su vez lo pueda aplicar por medio de su participación en un blog educativo.

El alumnado que haya desarrollado sus actividades en el blog de la materia y llevar a cabo las competencias que nos ofrecen en el programa de estudios, podrá valorar las distintas prácticas sociales mediante el reconocimiento de sus significados dentro de su sistema cultural. La asignatura de FILOSOFÍA está orientada a formar alumnos y alumnas con un sentido crítico, sensibles a los cambios de su tiempo, creadores de pensamiento y con amplio sentido de la responsabilidad.





                                                                 OBJETIVOS

-Definirá la Filosofía como la primera dimensión racional del conocimiento humano y señala su carácter original en el contexto universal del saber.

-Reconocerá que la Filosofía proporciona las bases para el posterior desarrollo de la visión científica del mundo.

- Identificara el conocimiento presocrático como base de la transformación de las cosmovisiones fundadas en los mitos.

-Reconocerá las diferencias sociales, políticas, económicas, étnicas, culturales, de género y las desigualdades que propiciaron la aparición de la Filosofía en Grecia.

- Reconocerá las aportaciones de las doctrinas sofistas  y del helenismo, así como a sus principales representantes.

- Utilizara de manera propositiva el conocimiento de la diversidad religiosa, y fortalece una apertura a la diversidad cultural.

- Aplicara la duda filosófica a un ámbito de su vida personal.

-Expresara de manera clara los puntos de vista racionalista y empiristas.

-Estructurara una opinión fundada sobre el pensamiento de Nietzsche como precursor de la posmodernidad.

-Analizara el pensamiento de Heidegger como promotor de un orden existencial distinto del considerado en la modernidad.

-Reflexionara sobre la noción de pensamiento débil y pérdida de fundamento como bases de un fenómeno humano actual.

-Comparara las ideas de razón instrumental, razón posmoderna y razón crítica, así como el fracaso del proyecto ilustrado y su rescate por la teoría crítica.





                                                               DESARROLLO

La asignatura de FILOSOFÍA enfatiza en el desarrollo de las siguientes competencias genéricas: se autodetermina y cuida de sí, tal como los griegos enseñaron en su práctica moral, asimismo aprende de forma autónoma, pues se destaca el ser autodidacta y el aprendizaje significativo, lo cual será fundamental para  su  posterior  desarrollo académico  y profesional,  además  de  que  piensa  crítica  y reflexivamente  permitiendo  que  el  alumno,  alejándose  de  los esquemas tradicionales de la educación y el aprendizaje, expanda su realidad y herramientas contra los prejuicios religiosos, políticos, y científicos, entre otros.

La importancia de la filosofía y su estudio a través del tiempo nos ha permitido conocer, explorar, indagar, pensar y reflexionar de quien somos, que somos, a donde vamos y que es lo que queremos, así como analizar los contextos sociales y sus cambios a través de la historia, sin olvidar que la filosofía es una ciencia que estudia sus principios y sus causas supremas a la luz de la razón, estudia las cosas físicas y las no físicas y es por ello         que se considera una ciencia universal. En nuestra actualidad nuestro mundo se ha vuelto más caótico, cosmopolita, peligroso, inseguro y de cambios acelerados, donde la vida de cada ser, la sucesión de hechos son de mera obligación sin sentido, solo hacemos las cosas por cumplir o por cubrir ciertas necesidades que a veces nos dejan vacíos y desconformes, que hemos dejado de lado el pensar de las cosas, por ello es importante retomar a la Filosofía como parte de una retroalimentación y complementación de las acciones del ser humano.

El proyecto de trabajo que presento es con el objetivo de que la utilización de la filosofía llegue a formar conciencia a los jóvenes de que todo aquello que tienen, las alternativas de vida, los medios masivos de comunicación, los contextos sociales, el desarrollo social, la política, la economía, la religión, etc; no son exactamente la mejor opción de lo que te presentan y lo que te ofrecen, sino que tomes a aquello que realmente necesites y puedas utilizar a tu vida diaria y de forma real, el llegar a cuestionarte del porque suceden y se ocasionan cada cambio, que te permita crear valores y principios de manera medible.

La filosofía ordena, cultiva y crea en el hombre razonamiento, a diferencia de los animales u otras especies, el hombre aprende a convivir, tolerar, respetar, cumplir, decidir, etc; en nuestra actualidad los avances científicos tienen como objetivo mejorar nuestro conocimiento colectivo de la realidad, mientras que filosofar ayuda a transformar y ampliar la visión personal del mundo de quien se dedica a esa tarea. Uno puede investigar científicamente por otro, pero no puede pensar filosóficamente por otro...

Con lo anterior se pretende que los alumnos desarrollen capacidades de aprendizaje por medio de lecturas, documentales, videos, fragmentos de películas, actividades, mapas conceptuales y esquemas, donde el docente y los alumnos aporten para su retroalimentación y enriquecimiento del conocimiento.


martes, 21 de abril de 2015

Gnosticismo

                                 Gnosticismo


                                                    Evangelio María Magdalena

 El gnosticismo es un conjunto de corrientes sincréticas filosófico-religiosas que llegaron a mimetizarse con el cristianismo en los tres primeros siglos de nuestra era, convirtiéndose finalmente en un pensamiento declarado herético después de una etapa de cierto prestigio entre los intelectuales cristianos. En efecto, puede hablarse de un gnosticismo pagano y de un gnosticismo cristiano, aunque el más significativo pensamiento gnóstico se alcanzó como rama heterodoxa del cristianismo primitivo. Según esta doctrina los iniciados no se salvan por la fe en el perdón gracias al sacrificio de Cristo, sino que se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. Ni la sola fe ni la muerte de Cristo bastan para salvarse. El ser humano es autónomo para salvarse a sí mismo.
El gnosticismo es una mística secreta de la salvación. Se mezclan sincréticamente creencias orientalistas e ideas de la filosofía griega, principalmente platónica. Es una creencia dualista: el bien frente al mal, el espíritu frente a la materia, el ser supremo frente al Demiurgo, el espíritu frente al cuerpo y el alma. El término proviene del griego Γνωστικισμóς (gnostikismós); de Γνωσις (gnosis): ‘conocimiento’.

El gnosticismo cristiano, pagano en sus raíces, llegaba a presentarse como representante de su tradición más pura. El texto gnóstico de Eugnosto el Beato parece ser anterior al nacimiento de Jesús de Nazaret.

La enorme diversidad de doctrinas y "escuelas gnósticas" hace difícil hablar de un solo gnosticismo. Algunos aspectos comunes de su pensamiento, no obstante, podrían ser:

Su carácter iniciático, por el cual ciertas doctrinas secretas del Cristo o el "ungido" estaban destinadas a ser reveladas a una élite de iniciados. De esta forma, los gnósticos cristianos reclaman constituir testigos especiales de Cristo, con acceso directo al conocimiento de lo divino a través de la gnosis o experimentación introspectiva a través de la cual se podía llegar al conocimiento de las verdades trascendentales. La gnosis era, pues, la forma suprema de conocimiento, solamente al alcance de iniciados.

El mismo conocimiento de las verdades trascendentes producía la salvación. Según las diversas corrientes, la importancia de practicar una vida cristiana podía variar, siendo en cualquier caso algo secundario.

Su carácter dualista, por el cual se hacía una escisión tajante entre la materia y el espíritu. El mal y la perdición estaban ligados a la materia, mientras que lo divino y la salvación pertenecían a lo espiritual. Por esa razón no podía existir salvación alguna en la materia ni en el cuerpo. El ser humano solo podía acceder a la salvación a través de la pequeña chispa de divinidad que era el espíritu. Solo a través de la conciencia del propio espíritu, de su carácter divino y de su acceso introspectivo a las verdades trascendentes sobre su propia naturaleza podía este liberarse y salvarse. Esta experimentación casi empírica de lo divino era la gnosis, una experiencia interna del espíritu. Aquí se puede ver en el platonismo un antecedente claro del gnosticismo, tanto en su dualismo materia-espíritu, como en su forma introspectiva de acceder al conocimiento superior, siendo la gnosis una versión religiosa de la mayéutica de Sócrates. Este dualismo también prefigura el futuro maniqueísmo.

Su peculiar cristología: Siendo la materia el anclaje y origen del mal, no es concebible que Jesucristo pudiera ser un ser divino y asociarse a un cuerpo material a la vez, puesto que la materia es contaminadora. Por esa razón surge la doctrina del Cuerpo aparente de Cristo, según la cual la Divinidad no pudo venir en carne, sino que vino en espíritu mostrando a los hombres un cuerpo aparentemente material (docetismo). Otras corrientes sostienen que Jesucristo fue un hombre vulgar que en la época de su ministerio fue levantado, adoptado por una fuerza divina (adopcionismo). Otras doctrinas afirman que la verdadera misión de Cristo era transmitir a los espíritus humanos el principio del autoconocimiento que permitía que las almas se salvaran por sí mismas al liberarse de la materia. Otras enseñanzas proponían incluso que Jesús no era un ser divino.

Peculiares enseñanzas sobre la divinidad. Entre estas se encontraba la de que todo espíritu era divino, incluyendo la parte espiritual del hombre (el alma), que no necesitaba a nadie para salvarse a sí mismo, siendo Cristo enviado a revelar esa verdad. Por otra parte, el creador/ordenador de la materia (llamado Demiurgo), al multiplicar con su creación la materia, sería un ser malvado y opuesto al verdadero Ser Supremo del cual surgió.

Conclusiones éticas muy divergentes: Siguiendo la idea de la condenación de la materia, algunas corrientes afirmaban que era necesario el castigo y martirización del cuerpo para, a través del padecimiento de la carne, contribuir a la liberación del espíritu, propugnando un modo de vida ascético. Sin embargo, otras corrientes afirmaban que, siendo la salvación dependiente únicamente de la gnosis del alma, el comportamiento del cuerpo era irrelevante, disculpándolo de toda atadura moral y librándolo a toda clase de goces. Otras enseñanzas reprobaban la multiplicación de la materia, siendo así la procreación un acto condenable. También existían corrientes que, al igual que el platonismo y las filosofías orientales, creían en el retorno cíclico de las almas a la prisión de la materia a través de la reencarnación. El iniciado, igualmente, buscaba romper este ciclo a través de la gnosis (a través de la iluminación, en las religiones orientales).

Interpretación alegórica del cristianismo y de las escrituras. Así, se reinterpretan a la luz gnóstica las historias de la creación, etc. dándoles significados filosóficos.

Establecimiento de jerarquías espirituales: En la cima de los seres existe un Dios, un ser perfecto e inmanente cuya propia perfección hace que no tenga relación alguna con el resto de seres imperfectos. Es inmutable e inaccesible. Descendiendo en una escala de seres emanados de aquél llegamos al Demiurgo, antítesis y culmen de la degeneración progresiva de los seres espirituales, y origen del mal. En su maldad, el Demiurgo crea el mundo, la materia, encadenando la esencia espiritual de los hombres a la prisión de la carne. En este escenario se libra una batalla entre los principios del bien y el mal, la materia (apariencia) y el espíritu (sustancia). Podemos ver paralelismos claros con el zoroastrismo.

Establecimiento de jerarquías humanas: En la cima de la jerarquía humana estaban los iniciados, en los que es predominante el espíritu. Ellos pueden experimentar la gnosis y acceder así a la salvación. Por debajo está el resto de los cristianos, en los que predomina el alma sensible y que se pueden salvar siguiendo la guía de los primeros. En la parte más baja están aquéllos en que predomina el cuerpo y que, por tanto, no alcanzarán la salvación.
 

Razon y Fe


                                   La relación entre la Razón y la Fe
 
 
La relación del cristianismo con la filosofía viene determinada, ya desde sus inicios, por el predominio de la fe sobre la razón. Esta actitud queda reflejada en el "Credo ut intelligam" de San Agustín, tributario en este aspecto del "Credo quia absurdum est" de Tertuliano, y que se transmitirá a lo largo de toda la tradición filosófica hasta Santo Tomás de Aquino, quien replanteará la relación entre la fe y la razón, dotando a ésta de una mayor autonomía.
Fachada occidental de la catedral de Orvieto, obra de Lorenzo Maitani, comenzada el año 1290
No obstante, también santo Tomás será, en este sentido, deudor de la tradición filosófica cristiana, de carácter fundamentalmente agustiniano, aceptando el predominio de lo teológico sobre cualquier otra cuestión filosófica, así como los elementos de la fe que deben ser considerados como imprescindibles en la reflexión filosófica cristiana: el creacionismo, la inmortalidad del alma, las verdades reveladas de la Biblia y los evangelios, y otros no menos importantes que derivan de ellos, como la concepción de una historia lineal y trascendente, en oposición a la concepción cíclica de la temporalidad típica del pensamiento clásico.
Sin embargo, esa relación de dependencia de la razón con respecto a la fe será modificada sustancialmente por santo Tomás de Aquino. A lo largo del siglo trece, el desarrollo de la averroísmo latino había insistido, entre otras, en la teoría de la "doble verdad", según la cual habría una verdad para la teología y una verdad para la filosofía, independientes una de otra, y cada una con su propio ámbito de aplicación y de conocimiento. La verdad de la razón puede coincidir con la verdad de la fe, o no. En todo caso, siendo independientes, no debe interferir una en el terreno de la otra. Santo Tomás rechazará esta teoría, insistiendo en la existencia de una única verdad, que puede ser conocida desde la razón y desde la fe.
Sin embargo, reconoce la particularidad y la independencia de esos dos campos, por lo que cada una de ellas tendrá su objeto y método propio de conocimiento. La filosofía se ocupará del conocimiento de las verdades naturales, que pueden ser alcanzadas por la luz natural de la razón; y la teología se ocupará del conocimiento de las verdades reveladas, de las verdades que sólo puede ser conocidas mediante la luz de la revelación divina. Ello supone una modificación sustancial de la concepción tradicional (agustiniana) de las relaciones entre la razón y la fe. La filosofía, el ámbito propio de aplicación de la razón deja, en cierto sentido, de ser la "sierva" de la teología, al reconocerle un objeto y un método propio de conocimiento. No obstante, santo Tomás acepta la existencia de un terreno "común" a la filosofía y a la teología, que vendría representado por los llamados "preámbulos" de la fe (la existencia y unidad de Dios, por ejemplo). En ese terreno, la filosofía seguiría siendo un auxiliar útil a la teología y, en ese sentido, Sto. Tomás se refiere a ella todavía como la "criada" de la teología.
Pero, estrictamente hablando, la posición de santo Tomás supondrá el fin de la sumisión de lo filosófico a lo teológico. Esta distinción e independencia entre ellas se irá aceptando en los siglos posteriores, en el mismo seno de la Escolástica, constituyéndose en uno de los elementos fundamentales para comprender el surgimiento de la filosofía moderna.
                                                          Siger de Brabante

(Brabante, actual Bélgica, h. 1240-Orvieto, actual Italia, h. 1284) Filósofo medieval. Profesor de filosofía en la Universidad de París, fue el más notable filósofo averroísta de su época, lo que le llevó a participar en las enconadas polémicas sobre la interpretación de Aristóteles que tuvieron lugar en dicha universidad entre 1266 y 1276.
 
Siger de Brabante (derecha) en una representación de la  Divina Comedia
Siger era un convencido aristotélico, lo mismo que Santo Tomás de Aquino; sin embargo, a diferencia de éste, no tendió a la cristianización de Aristóteles, sino a la difusión de su carácter histórico genuino. Frente a la interpretación de Santo Tomás de Aquino de que la razón y la fe no podían entrar en contradicción, Siger de Brabante pretendía extraer las consecuencias racionales de la lectura de Aristóteles, sin tener en cuenta su acuerdo con los dogmas de fe.
Así, llegó a sostener la mortalidad del alma humana, y que sólo el intelecto agente, común a toda la humanidad, era inmortal, entre otras afirmaciones que terminaron por ser condenadas (en número de 219) por la Iglesia. Forzado a la interrupción de su labor docente y citado ante el gran inquisidor de Francia, Simon de Val, Siger abandonó el territorio francés y se dirigió a Orvieto, donde residía la corte pontificia, a la cual, probablemente, debió de apelar, pero pereció allí trágicamente, apuñalado por su secretario enloquecido.
Siger de Brabante declaró inútil la tendencia a establecer una concordancia entre la filosofía y la teología, o sea entre las conclusiones racionales y la verdad revelada. Consideraba que los dogmas de fe eran «verdaderos», pero que las conclusiones racionales de la filosofía eran «necesarias», en lo que ha venido a llamarse teoría de la doble verdad. Compuso diversas obras, entre las cuales figuran comentarios a la Metafísica, la Física y otros textos de Aristóteles; atrajeron singularmente la atención de sus contemporáneos y de los historiadores posteriores sus comentarios a Del alma.
                                                       San Agustín
(Aurelius Augustinus o Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual Argelia, 354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino, una de las máximas figuras de la historia del pensamiento cristiano. Excelentes pintores han ilustrado la vida de San Agustín recurriendo a una escena apócrifa que no por serlo resume y simboliza con menos acierto la insaciable curiosidad y la constante búsqueda de la verdad que caracterizaron al santo africano. En lienzos, tablas y frescos, estos artistas le presentan acompañado por un niño que, valiéndose de una concha, intenta llenar de agua marina un agujero hecho en la arena de la playa. Dicen que San Agustín encontró al chico mientras paseaba junto al mar intentando comprender el misterio de la Trinidad y que, cuando trató sonriente de hacerle ver la inutilidad de sus afanes, el niño repuso: "No ha de ser más difícil llenar de agua este agujero que desentrañar el misterio que bulle en tu                                                                             
                                           San Agustín de Hipona
San Agustín se esforzó en acceder a la salvación por los caminos de la más absoluta racionalidad. Sufrió y se extravió numerosas veces, porque es tarea de titanes acomodar las verdades reveladas a las certezas científicas y matemáticas y alcanzar la divinidad mediante los saberes enciclopédicos. Y aún es más difícil si se posee un espíritu ardoroso que no ignora los deleites del cuerpo. La personalidad de San Agustín de Hipona era de hierro e hicieron falta durísimos yunques para forjarla.
Aurelio Agustín nació en Tagaste, en el África romana, el 13 de noviembre de 354. Su padre, llamado Patricio, era un funcionario pagano al servicio del Imperio. Su madre, la dulce y abnegada cristiana Mónica, luego santa, poseía un genio intuitivo y educó a su hijo en su religión, aunque, ciertamente, no llegó a bautizarlo. El niño, según él mismo cuenta en sus Confesiones, era irascible, soberbio y díscolo, aunque excepcionalmente dotado. Romaniano, mecenas y notable de la ciudad, se hizo cargo de sus estudios, pero Agustín, a quien repugnaba el griego, prefería pasar su tiempo jugando con otros mozalbetes. Tardó en aplicarse a los estudios, pero lo hizo al fin porque su deseo de saber era aún más fuerte que su amor por las distracciones; terminadas las clases de gramática en su municipio, estudió las artes liberales en Metauro y después retórica en Cartago.
A los dieciocho años, Agustín tuvo su primera concubina, que le dio un hijo al que pusieron por nombre Adeodato. Los excesos de ese "piélago de maldades" continuaron y se incrementaron con una afición desmesurada por el teatro y otros espectáculos públicos y la comisión de algunos robos; esta vida le hizo renegar de la religión de su madre. Su primera lectura de las Escrituras le decepcionó y acentuó su desconfianza hacia una fe impuesta y no fundada en la razón. Sus intereses le inclinaban hacia la filosofía, y en este territorio encontró acomodo durante algún tiempo en el escepticismo moderado, doctrina que obviamente no podía satisfacer sus exigencias de verdad.
Sin embargo, el hecho fundamental en la vida de San Agustín de Hipona en estos años es su adhesión al dogma maniqueo; su preocupación por el problema del mal, que lo acompañaría toda su vida, fue determinante en su adhesión al maniqueísmo, la religión de moda en aquella época. Los maniqueos presentaban dos sustancias opuestas, una buena (la luz) y otra mala (las tinieblas), eternas e irreductibles. Era preciso conocer el aspecto bueno y luminoso que cada hombre posee y vivir de acuerdo con él para alcanzar la salvación.
A San Agustín le seducía este dualismo y la fácil explicación del mal y de las pasiones que comportaba, pues ya por aquel entonces eran estos los temas centrales de su pensamiento. La doctrina de Manes, aún más que el escepticismo, se asentaba en un pesimismo radical, pero denunciaba inequívocamente al monstruo de la materia tenebrosa enemiga del espíritu, justamente aquella materia, "piélago de maldades", que Agustín quería conjurar en sí mismo.
Dedicado a la difusión de esa doctrina, profesó la elocuencia en Cartago (374-383), Roma (383) y Milán (384). Durante diez años, a partir del 374, vivió Agustín esta amarga y loca religión. Fue colmado de atenciones por los altos cargos de la jerarquía maniquea y no dudó en hacer proselitismo entre sus amigos. Se entregó a los himnos ardientes, los ayunos y las variadas abstinencias y complementó todas estas prácticas con estudios de astrología que le mantuvieron en la ilusión de haber encontrado la buena senda. A partir del año 379, sin embargo, su inteligencia empezó a ser más fuerte que el hechizo maniqueo. Se apartó de sus correligionarios lentamente, primero en secreto y después denunciando sus errores en público. La llama de amor al conocimiento que ardía en su interior le alejó de las simplificaciones maniqueas como le había apartado del escepticismo estéril.
En 384 encontramos a San Agustín de Hipona en Milán ejerciendo de profesor de oratoria. Allí lee sin descanso a los clásicos, profundiza en los antiguos pensadores y devora algunos textos de filosofía neoplatónica. La lectura de los neoplatónicos, probablemente de Plotino, debilitó las convicciones maniqueístas de San Agustín y modificó su concepción de la esencia divina y de la naturaleza del mal; igualmente decisivo en la nueva orientación de su pensamiento serían los sermones de San Ambrosio, arzobispo de Milán, que partía de Plotino para demostrar los dogmas y a quien San Agustín escuchaba con delectación, quedando "maravillado, sin aliento, con el corazón ardiendo". A partir de la idea de que «Dios es luz, sustancia espiritual de la que todo depende y que no depende de nada», San Agustín comprendió que las cosas, estando necesariamente subordinadas a Dios, derivan todo su ser de Él, de manera que el mal sólo puede ser entendido como pérdida de un bien, como ausencia o no-ser, en ningún caso como sustancia.
                                  La filosofía de San Agustín
El tema central del pensamiento de San Agustín de Hipona es la relación del alma, perdida por el pecado y salvada por la gracia divina, con Dios, relación en la que el mundo exterior no cumple otra función que la de mediador entre ambas partes. De ahí su carácter esencialmente espiritualista, frente a la tendencia cosmológica de la filosofía griega. La obra del santo se plantea como un largo y ardiente diálogo entre la criatura y su Creador, esquema que desarrollan explícitamente sus Confesiones (400).
Si bien el encuentro del hombre con Dios se produce en la charitas (amor), Dios es concebido como verdad, en la línea del idealismo platónico. Sólo situándose en el seno de esa verdad, es decir, al realizar el movimiento de lo finito hacia lo infinito, puede el hombre acercarse a su propia esencia.
Pero su visión pesimista del hombre contribuyó a reforzar el papel que, a sus ojos, desempeña la gracia divina, por encima del que tiene la libertad humana, en la salvación del alma. Este problema es el que más controversias ha suscitado, pues entronca con la cuestión de la predestinación, y la postura de San Agustín contiene en este punto algunos equívocos.
Los grandes temas agustinianos -conocimiento y amor, memoria y presencia, sabiduría- dominaron toda la teología cristiana hasta la escolástica tomista. Lutero recuperó, transformándola, su visión pesimista del hombre pecador, y los jansenistas, por su parte, se inspiraron muy a menudo en el Augustinus, libro en cuyas páginas se resumían las principales tesis del filósofo de Hipona.

sábado, 18 de abril de 2015

El positivismo logico


 
                                      El positivismo lógico
                          Artículo principal: Neopositivismo




Los neopositivistas negaron de raíz el contenido significativo de cualquier expresión sobre lo real y la realidad. Tal pretensión es, según ellos un pseudoproblema.
Enunciar si la materia o el yo o cualquier cosa tienen o no tienen realidad es hipostasiar cualquier entidad.
Solo es real aquello que existe y para ello necesariamente tiene que ser cuantificable; es decir ser individuo, bien independiente o como elemento de un sistema.
Las dificultades que encontraron para llegar a individualizar los elementos constitutivos últimos de la materia junto con las paradojas lógicas hicieron insostenible su posición.
                                             Jacques Lacan
                           Lacan distingue realidad de Lo Real.
 
La primera es el conjunto de las cosas tal cual son percibidas por el ser humano; la realidad es, pues, fenomenológica y resulta ser el soporte de las fantasías (la palabra "fantasía" si es una imaginación recurrente debido a una neurosis suele ser llamada "fantasma" o, en francés: phanthome (sin ninguna connotación preternatural o "paranormal").
Lo Real, por su parte, es el conjunto de las cosas independientemente de que sean percibidas por el ser humano.
Para tan importante diferenciación Lacan parte de una nueva interpretación del psicoanálisis: Lo que se denomina usualmente 'realidad' está 'teñido' y limitado por los medios lingüísticos culturales. El fundamento se encuentra en la distinción entre significante y significado. Culturalmente se establece el predominio del significante como comprensión estructural del propio sujeto que se escinde de esta forma entre el inconsciente y el habla consciente por la cual trata vanamente de constituirse como un yo: "No he sido esto sino para llegar a ser lo que puedo ser", permanente asunción que el sujeto hace de "sus" espejismos
 
 

 

La realidad en la filosofia contemporanea


LA REALIDAD






                                

La realidad concreta en la filosofía contemporánea

Pero la noción de experiencia no resulta siempre del todo clara y además resulta difícil distinguir cuándo se trata de una realidad dada, y cuando se trata de una realidad puesta como categoría de realidad

Lo que ofrece una doble forma de fundamento:

--Real es todo aquello que se presenta o puede presentarse a una conciencia en la experiencia. Exigencia de una percepción, al menos como posibilidad.

--Real es aquello de lo que, como objeto, puede enunciarse algo.

Pero estas distinciones no son suficientes como para poder establecer las especies de realidades que pueden ser consideradas como tales: Realidad subjetiva, Realidad objetiva, Realidad experimentable, Realidad ideal, etc.

En la filosofía contemporánea el tema de la realidad es considerado desde diversos puntos de vista.

Nicolai Hartmann: Fenomenología ontológica de la realidad

                                            Descripción: http://ts1.mm.bing.net/th?&id=HN.608009770095349708&w=300&h=300&c=0&pid=1.9&rs=0&p=0

Se distinguen varios conceptos de lo real que son sometidos a crítica:

Lo real como opuesto a aparente. No tiene sentido puesto que lo aparente también es real de otro modo no podría ser una apariencia real.

La Realidad como actualidad se equipara a realidad como existencia. Supone la confusión entre la esfera del ser con el modo de ser. Lo real ha de incluir también los demás modos: posibilidad real, imposibilidad real, necesidad real, pues también podemos concebir una realidad esencial o ideal lo mismo que una realidad lógica o cognoscitiva.

La realidad como actualidad equivale a efectividad: Al considerar únicamente la actualidad real suprime las demás esferas del ser. La realidad como actualidad presenta una confusión entre el modo del ser con el momento del ser: Los modos del ser son del tipo de lo real y de lo ideal.

Los momentos del ser son del tipo de la esencia y de la existencia, y la esencia reclama asimismo el ser real. Confundir lo real como lo activo o efectivo supone identificar un modo de ser (existir) y una determinación suya (actualidad).

Lo real es determinado por el grado de perfección o plenitud de ser. El organismo es superior a la materia muerta, lo animal superior a lo vegetal y lo espiritual superior a lo animal, y lo puramente espiritual superior a lo humano. Supone la confusión entre el modo y la determinabilidad del ser. Pero la determinabilidad varía, mientras que el modo es permanente.

La actualidad como realidad supone un acto de ser, lo que hace necesario la realización de una esencia como idea determinada a la realización de una finalidad, (el paso de la δύναμις a la ένέργεια) que no solo no es aplicable a todo lo real sino que excluye lo imperfecto o lo hace ininteligible.La realidad como posibilidad de percibir algo o ser percibido. En este caso se hace de la realidad no una manera de ser sino de conocer.

Nicolai Hartmann propone una ontología descriptiva que establezca claras distinciones entre los distintos conceptos de lo real: Realildad lógica, realidad cognoscitiva, realidad esencial etc. evitando aplicar a una forma de realidad las categorías que corresponden exclusivamente a otra.